La televisiòn, ese Hitler moderno, o como dijo Passolini: ¿què es el Nazismo al lado de la Televisiòn?
Pero esto no es novela ni nada, ni de cerca, una pseudonovela, en todo caso, en cualquier caso ...
Años y años perdiendo la vida miserablemente frente a un aparato de televisiòn, y ahora frente a celulares: millones de tipos y tipas caminando mirando el celular o hablando al celular o subiendo las escaleras mirando ese dispositivo verdaderamente satànico ...
Poderosamente me llama la atenciòn la forma en que ...
Imposiblidad de narrar nada, abortos narrativos que derivan hacia inciertas islas o islotes apoèticos, antipoèticos, prosas seudo poèticas, porque de poèticas no tienen nada o casi nada ...
Abortos narrativos que derivan hacia ... la plaza San Martìn y aledaños con la ecuestre estatua del Hèroe ya anciano y arrugado y plenamente desnudo en medio de su parisina bañera que mira su miembro que alguna vez dio lugar a la celebèrrima Merceditas y sus consejos paternos ...
La Plaza San Martìn donde estuve con una joven y alguna vez me quedè desnudo en esos antiguos verdes bancos de madera y luego despertè en medio de un rayo de sol de Pettorutti ...
La Plaza San Martìn donde extrañamente hicimos el amor cientos o miles de veces ante la mirada vagamente atònita o escandalizada de los transeùntes y los policìas en ciernes esos canoso canas, èmulos de Josè Antonio ...
La dicha plaza en la que miles de veces nos juntamos a recitar poemas y a tocar La Guitarrita de Arolas en una precisamente ìdem ...
Y sus alrededores donde alquilaba un depto la psicòloga hermosa con quien nos encadenàbamos al deseo y a la sublimaciòn de orgasmo sublimes:
presos del orgasmo
atados al màs enloquecedor orgasmo temulento, vacìo de todo
ese polvo efìmero y etèreo como una mariposa fosforscente que me volvìa loco de dicha cuando, o
de pronto zas un tropezòn y sì es caìda ...
Sì, no hubo cosa màs intolerablemente hermosa que hacer una y 1000 veces el amor
en busca del orgasmo absoluto y hacer durar (mediante los màs bellos poemas de amor)
esa cosa tan absolutamente hermosa y fabulosa y como la quieran adjetivar
llamada polvo
llamada orgasmo
llamada pequeña o gran Muerte
que me volvìa plenamente loco (por algunos fugaces segundos)
como si no existiera otra cosa en el universo
sino el simple y dichoso orgasmo
que como una efìmera y etèrea y material mariposa incandescente
me volvìa loco de dicha
(cuando de pronto zas El Tropezòn).